No somos un gran país,
por mucho que lo repita Mariano Rajoy a modo de mantra. Somos un país de
mierda que se pone patas arriba porque no acierta a distinguir con
claridad si el color de una franja de la camiseta de su selección de
fútbol es azul o morada.
“La camiseta republicana”,
advierte la prensa cavernícola. “Al Gobierno no le hace gracia el nuevo
diseño”, dice un presidente de la Federación Española de Fútbol que
suspendió la presentación de la camiseta y no descarta cambiar el
diseño. “Al que le gusta la camicheka es a Pablo Iglesias”, escribe un
ingenioso Jiménez Losantos en El Mundo, diario que financia sus regüeldos.
España es un país daltónico que solo
distingue los colores que le interesan. Un país retorcido y estúpido que
se desgañita gritando contra una camiseta mientras permanece en
silencio contra un Gobierno que le roba (el instructor jefe de la UDEF confirma en el Congreso que Mariano Rajoy cobró en B), que se burla de sus ciudadanos (interviene las cuentas de un ayuntamiento que ha rebajado 2.000 millones su deuda), y les condena a un futuro espantoso
(Los cinco años de gobierno del Partido Popular se han caracterizado por la falta de una política de ingresos destinada a sustentar el actual sistema de reparto de la Seguridad Social).
“De cerca es claramente azul, pero de
lejos puede parecer morada”, dice el ciudadano entrevistado en el
informativo televisivo de máxima audiencia. Mientras, el juez de la
Audiencia Nacional modifica las medidas contra el recluso Ignacio González, ex presidente de la Comunidad de Madrid, y fija una fianza que le permite salir de la cárcel.
“A mí no me gusta nada la camiseta, son ganas de crear mal ambiente”,
afirma otra de las personas entrevistadas en la calle. Al tiempo
conocemos que la gran banca ha ganado casi 80.000 millones de euros desde 2009, un 40% más de lo que costó el rescate bancario a los contribuyentes.
Cuando la deriva nacionalista catalana
pierde fuerza, por aburrimiento, el poder confecciona un nuevo capote
con el que torear a los ciudadanos. ¿La camiseta de la selección? Si
sirve para que no se hable de las cosas realmente importantes, perfecto.
Y los ciudadanos de este país de daltónicos, incapaces de distinguir
los colores, los asuntos que realmente afectan a sus vidas, agachan la
cabeza y embisten con nobleza.
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