Varios expertos aseguran que no hay posibilidad de que la infanta se reincorpore a la agenda real.
Ha sido la primera vez en muchos días, incluso semanas, que la hemos podido ver. Apareció sonriente, a las 7.30 de la mañana, con una sonrisa pintada en su mala cara, propia de la que no ha dormido bien en las últimas horas. La infanta Cristina (51
años) salía este lunes de su casa de Ginebra y saludaba a los
periodistas de Antena 3 que allí se la encontraban. "Buenos días", nada
más.
Suficiente, no obstante, para alguien que
lleva tiempo recluido. Años, podríamos decir.
Más de una década ha
pasado desde que se iniciara la investigación del Caso Nóos hasta esta semana, cuando la sentencia -inculpatoria para su marido, Iñaki Urdangarin (49), absolutoria para ella-, cerraba una de las etapas más duras que se recuerdan en la historia reciente de la monarquía española. La duda que toca despejar ahora es clara: ¿qué hacemos con la infanta?
"Nada de nada. Desde la Casa Real no van a hacer ni un gesto". Lo dice con seguridad el historiador y escritor Ricardo Mateos Sáinz de Medrano, autor de libros Estoril, los años dorados (La Esfera, 2012) y Los Borbones, imágenes para la historia de una familia real (La Esfera, 2007), "quien manda es el rey Felipe VI y seguirá manteniendo alejada a su hermana".
Especialista
en casas reales europeas, en especial la española, Mateos Sáinz de
Medrano achaca a la hija pequeña de los reyes eméritos la crisis por la
que ha pasado la institución y considera que "el daño que ha hecho es
irreparable".
Es por este motivo por el que opina que no hay
acercamiento posible, y muchos menos oficial.
"Doña Cristina debería renunciar a sus derechos sucesorios,
algo que por empecinamiento no hará, por lo que no tiene nada que
hacer, su condena personal es de por vida", señala, "y el actual rey
mantendrá a rajatabla la distancia con su hermana".
Otra cosa,
añade, es el papel de sus padres. "Doña Sofía, como madre, mostrará en
público su cariño, pero es distinto y lo entendería cualquiera... don Juan Carlos
(79) tardará un tiempo y quizás jamás se muestre en público de nuevo
con su hija. Puede que se vean, incluso dentro de poco, pero será en
privado y sin que lo sepa la opinión pública".
Del mismo modo se manifiesta Pilar Eyre. La periodista y escritora, autora del súperventas La soledad de la reina (La
Esfera, 2012), avisa, no obstante, de que podemos encontrarnos dentro
de poco con una fotografía de la reina emérita con su hija y sus nietos.
"Deberíamos mirar bien el calendario, a ver si algún niño cumple años
pronto o si hay alguna comunión o celebración religiosa pendiente, esa
será la fecha en la que aparezcan".
"Pero pasará tiempo hasta
que la veamos con Juan Carlos. ¿Con Felipe y Letizia…? eso ya no lo
verán mis ojos", advierte. Lo que todos los expertos tienen claro es que
ni la pareja ni la infanta en solitario aparecerán en acto oficial alguno. "No le pueden cargar ese muerto a nadie", dice rotunda Eyre.
Consuelo Font, periodista especializada en Casa Real,
asistió a la boda de la infanta con Iñaki Urdangarin y ahora se lleva
las manos a la cabeza con el resultado de aquel enlace. Considera que se
trata de "una obsesión" y que ya no hay nada que pueda ayudar a doña a Cristina a aparecer en actos oficiales.
"Eso es imposible", señala, "la infantas ya no forman parte de la
Familia Real, por lo que no hay siquiera oportunidad para que aparezca
en la agenda".
Fuentes cercanas a la Familia señalan a EL ESPAÑOL que son conscientes de que "la infanta es inocente
y algo habría que hacer para reparar el daño que ella ha sufrido". El
escollo principal es su marido, condenado a seis años y tres meses de
prisión.
Así que habrá que esperar cuál es el futuro más inmediato
de Urdangarin para conocer el devenir de la infanta. "Algún gesto
habrá, no tengo duda alguna”, afirma esta fuente, "no la pueden dejar
tirada de nuevo, ahora que la Justicia ha hablado deben devolverle un mínimo de dignidad".
El problema es que su marido deberá ingresar en prisión
ya sea en unos días o en unos meses o años, y con una pena de cárcel
sobre sus espaldas, vivir en el extranjero ya no es una posibilidad. El
Fiscal Anticorrupción Pedro Horrach estudia la pedir medidas cautelares
como su ingreso inmediato en prisión. Pero será el juez quien decida.
Lo que seguramente pierda Urdangarin es el derecho a tener un pasaporte,
por lo que deberá volver a España en breve. "Ya se está preparando para
volver", desvela a EL ESPAÑOL una persona del círculo del matrimonio.
Con el exduque de Palma de vuelta en España, falta por ver qué decidirá hacer su mujer. Se ha hablado estos días de Lisboa como destino
porque el Aga Khan reformó hace un año un histórico palacete y una
parte se usaría como oficinas de su fundación, la misma en la que
trabaja la infanta.
Y eso disparó las alarmas. Pero por ahora, ni en La Caixa tienen constancia de futuros movimientos.
Las
salidas son muchas y variopintas. Así, el historiador Ricardo Mateos
considera que "Lisboa sería el destino ideal para la infanta", mientras
que Eyre ve su futuro en Madrid, "donde siempre ha estado muy cómoda y tiene muy buenos recuerdos".
Lo que está claro es que la hermana de Felipe VI decidió hace ya años unir su destino al de su marido de manera inquebrantable. Y mientras no se decida el futuro de Iñaki Urdangarin, su mujer no moverá ficha.
Quienes parece que tienen ganas de mostrarle su apoyo, esta vez en
público, son su madre y su hermana. Puede que veamos pronto esa esperada
fotografía.
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